Mientras sigamos estructurando nuestras vidas de una forma en la que nuestra felicidad dependa de algo que no podemos controlar, experimentaremos dolor. Como yo no estaba dispuesto a vivir con el temor de que el dolor pudiera sacudirme más, y como me consideraba un ser inteligente, re diseñé mis propias reglas para que cuándo sienta dolor y cuándo sienta placer dependan de cuándo me parece apropiado a mí, basándome en mi propia capacidad para dirigir mi mente, cuerpo y emociones.
No hay comentarios:
Publicar un comentario